Un pequeño ensayo sobre el amor
Siempre al hablar de amor, nos topamos con una pregunta recurrente. Dicha pregunta resulta irremediablemente normal para aquellas personas que siempre lo damos todo, y que siempre tratamos demasiado. “¿Por qué no puedo encontrar pareja?”.
No necesariamente alguna, si no aquella, la correcta, la que se siente bien, la indicada. Esa pareja, que, aunque parece contraintuitivo, no existe. Todo empieza desde un punto de vista muy claro, y que por lo general olvidamos, ¿qué es lo que me merezco?.
Es claro, que no sólo nosotros, si no todas las personas, merecen un conjunto de cosas básicas de las que ninguna relación puede escapar. El respeto, la ternura, lealtad, empatía, tolerancia… son algunas de las claras, pero pocas cosas que podemos mencionar. Sólo cada uno puede determinar cuáles necesita agregar, o de cuales puede prescindir.
Sin embargo, para algunos existe una duda inconmensurable en cuanto a nuestro propio valor. Pensar que no lo merecemos, o sentirlo, no sólo nos lastima a nosotros, si no a quienes nos quieren. ¿Nos ganamos la ternura o que alguien nos trate bien?. O es acaso que necesito sufrir de alguna manera (O al menos eso pensamos).
Pero todo viene desde un pricipio básico sobre el amor. ¿ Qué es el amor?. Para mí al menos existen varios puntos básicos que representan el amor:
Enseñanza (individual y entre ambos, o colectiva),
*empatía,
*caridad,
*amabilidad,
*lealtad,
*paciencia,
*…
Primer punto claro, red flag, soy un romántico sin remedio. Parecería algo bueno, pero, irónicamente, es un gran problema. La Rochefoucauld dijo alguna vez: “ Existen algunas personas que nunca se hubieran enamorado si nunca hubieran escuchado de tal cosa”.
Encontrar a tu alma gemela, semejante farsa nunca dejará de venderse tanto como en las historias románticas y novelas contemporáneas sobre amor. Dicha persona no existe, no hay nadie que sea tu alma gemela, no hay persona que sea completamente para ti, ni completamente equívoca.
Alain de Botton, en su canal The school of life, nos dice en sus ocho grandes lecciones “… la compatibilidad no es pre-requisito para el amor, sino su objetivo”. Buscamos a la persona “perfecta” para nosotros, pero dicha persona no existe, todos somos humanos, nadie es perfecto, ni siquiera para los demás humanos.
Con dicha imperfección, es claro que todos tenemos problemas. Todos tenemos cola que nos pisen y maletas que cargamos, todos estamos algo de locos. Aun así, es convención el idealizar a las personas, lo que nos hace que parezcan, por alguna extraña y absurda razón, perfectas.
Podemos tratar de ser más críticos, y por podemos me refiero a que deberíamos. Pensar con más claridad las cosas, que usualmente dejamos de lado por culpa del corazón. ¿Podrían la razón y el corazón estar juntos en las decisiones?.
Claramente, existe una discrepancia entre lo que sentimos, lo que pensamos y lo que hacemos. En algunas ocasiones es brutal, en otras no tanto, pero sobre las personas que nos atraen hay un claro punto de partida; nos atraen las personas que nos son familiares. ¿Es esto contrario a la razón?, más de alguna vez pensamos que alguna persona no nos conviene, y aun así, no podemos evitar embriagarnos de ilusión y caer ante sus encantos.
Algo es obvio, ¿qué tanto de entendimiento mutuo significa amor? Creo que no es exagerado decir que a todos nos emociona entendernos con alguien más, tener tanto en común, pensar que saben cómo te sientes y como piensas. Pero, ¿será acaso que eso significa amor?, es parte de él seguramente, pero ¿ qué tanto?, ¿ hasta cuándo puede ser instantáneo?, ¿ hasta dónde significa “amor”?.
Para entenderlo, quizá, sólo quizá, existe una componente individual que es fundamental: hay que aprender cómo amar. Suena difícil, y es tan subjetivo como la moral, pero seguramente contiene ciertos pilares:
*Como mantener las expectativas,
*crear una estructura de cómo amar a alguien correctamente,
*querer ser un mejor amante,
*positivismo y humor (cómo aceptar las cosas y enfrentarnos a ellas).
Por otro lado, existen dos cosas importantes: ¿por qué elijo al tipo de personas a las cuales lo hago?, no porque sean malas o buenas, simplemente el porqué, y entonces ¿qué debería buscar?. De ellas se derivan varias situaciones que deberían estar dentro de nuestro autoconocimiento básico, saber cuáles son nuestras “red flags”, nuestros intereses y que tipo de personas necesitamos.
¿Deberíamos confiar en lo que las demás personas piensan y creen?. El amor es ciego, eso es universalmente sabido, pero otra manera de verlo es, como una forma de equívocamente convencernos a nosotros mismos de que la otra persona es la correcta. No hay persona correcta. Entonces, ¿Por qué quiero a la persona que no me quiere, por sobre la que si?.
Autosabotearnos nos encanta. Vivimos la vida tomando decisiones malas a sabiendas de ello, pensando que sólo porque la vida es corta no debemos reprimirlas. Eso es medianamente correcto, y medianamente fatal. Por lo general, aprendemos de nuestros errores, pero tropezar con una piedra después de verla no nos hace más valientes, sino más necios. ¿Por qué no puedo querer a aquella persona que tanto me quiere, a pesar de saber que se merece aún más de lo que yo le puedo dar?.
Mark Twain dijo alguna vez “Nunca intentes enseñar a un cerdo a cantar. Será una pérdida de tiempo y enojará al cerdo”.
Ser más valientes es necesario, pues el amor también es un poco de fe. Confiar en las cosas no te hace más iluso, aunque tampoco más inteligente, si nos da más esperanza. Un poco de confianza nos ayuda a ajustar los pasos, confiar en lo que queremos y en lo que sentimos no nos hace más tontos, pero es claro que no debemos de ser tan ciegos.
¿Necesito hacer algún cambio?. No es obvio para nadie qué cambiar, y mucho menos cómo hacerlo, pero seguramente, cómo todo en la vida, el cambio no es sólo necesario, sino inevitable. No apresurar los cambios también ayuda, nunca nada a las carreras sale tan bien, cómo aquello construido con paciencia y resiliencia.
Dicho esto, no sólo queda la tendencia a pensar las cosas, a tener un corazón, y a casarlo con la cabeza. Sin ambas cosas no funciona una persona, pues un pensamiento frío no es humano, y un sentimiento tonto sólo trae dolor.
Tratemos de ser mejores, hacerlo lo mejor que podamos, el esfuerzo no implica el éxito de nada, pero sí disminuye la frustración. El fracaso no te da menos valor, ni te hace inútil, ni te hace malo en nada de nada, sólo nos hace más humanos, más sabios y empáticos. Ser un buen partido es algo subjetivo, depende de los ojos que nos vean. Recordemos qué:
“El amor genuino involucra a dos personas ayudándose la una a la otra a convertirse en la mejor versión de sí misma”.